Cada vez que recorro un estante lleno de libros que puedo leer me invade una pregunta a la que suelo responder con una ojeada rápida juzgando el autor, la época o el título de dicho libro. Generalmente recurro a nombres conocidos y/o provocadores, aquellos libros que para mi perspectiva parecen conocidos o tienen alguna relación con algo o alguien particular. Sin embargo, nunca pocas veces había caído en la situación de juzgar o escoger un libro por que pertenezca a una época en particular y enfrentarlo con la época reciente.
Debo decir que este tema constituye todo un reto personal, y que las ideas, gustos e inclinaciones muchas veces suelen presentarse en mi mente como pre - existentes. Lo que trato de decir es que si me presentaran dos libros a escoger; el Primero: Aquellos libros que abarcan temas de la época clásica (Grecia, Roma, Rusia, Alemania) El Segundo: Aquellos libros que abarcan temas de la época contemporánea, (Milenials, Generación X, Y, Z) tiendo a escoger y a sobrevalorar más el primero sobre el segundo.
Mi espíritu de curiosidad no llega a despertar el interés necesario y simplemente no tomo el libro reciente, el autor reciente. Y aunque el libro clásico este lleno de polvo, este roto o tenga imperfecciones, sigo prefiriéndolo así como se presenta. Sin embargo recientemente leí en uno de mis libros preferidos la siguiente cita: “Las voces de los vivos, son al fin de cuentas, las que mejor entendemos. Podemos tratarlos en pie de igualdad: dan solución a nuestras adivinanzas y, lo que tal vez sea más importantes, entendemos sus bromas. Y así se nos desarrollan pronto un nuevo gusto que no satisfacen los grandes” (Virginia Woolf)
- En mi mente aún estoy procesando la frase, no quiero ni mirarla, pero me reta, me pone a prueba. Quizá sea hora de lijar asperezas y de iniciar una nueva relación más juvenil. Tu que opinas.
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