Leer y escribir son dos actividades muy relacionadas entre si, o al menos deberían serlo. No solo escribir es una habilidad que se mejora con la práctica, sino también la lectura, la comprensión de textos. Cuanto mejor lees, mejor puedes determinar por ti mismo el mensaje entre líneas, por qué y para qué se ha escrito un texto, qué se quiere decir, a quién, qué historia te quieren contar, cuáles serán tus conclusiones al respecto y en qué se basan. Esto es válido desde el análisis crítico de una obra de ficción hasta el análisis de discursos políticos, periodísticos y publicitarios.
¿Qué lee un escritor? Más allá de los gustos personales, y del género donde se sienta más cómodo, conviene leer una variedad de obras y autores de diferentes épocas y procedencias. Sin embargo, eso se limita a la ficción, y también se recomienda leer al menos una vez un poco de todo: un manual de instrucciones, una receta, una noticia, un folleto turístico, páginas de un libro de historia...pues nunca se sabe cuál de esos formatos vas a imitar dentro de uno de tus relatos.
Ya estarás pensando que no tienes tiempo para leer una montaña de obras, por lo cual aquí propongo una lista de recomendaciones. No es ni la única posible ni la más completa posible, pero es un buen punto de partida.
- Julio Cortázar: Historias de cronopios y de famas.
- Augusto Monterroso: La oveja negra y otros cuentos.
José Saramago: Ensayo sobre la ceguera, Ensayo sobre la lucidez, El hombre duplicado.
Jorge Amado: Doña Flor y sus dos maridos, Tieta de Agreste.
Gabriel García Márquez: 100 años de soledad
En este no muy extenso conjunto de obras encontrarán mucha imaginación y creatividad, originalidad, entretenimiento, temas profundos. En unos casos, obras breves pero con mucho significado en pocas palabras, en otros casos, inolvidables novelas. Unos con humor, erotismo, amor, con otros crítica social, política y de costumbres. Si están comenzando a escribir, mucho de lo que deberían leer con detenimiento está en las ya mencionadas obras. Hay mucho más, por supuesto, como bien dice una vieja frase: el arte es extenso y la vida corta.
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