Humo. Capìtulo I

Paco Anleu.

Marzo 2017

Para:

El hombre eclipce.

Porque tu grito de auxilio ha sido escuchado.

Para:

El innombrable.

Porque aquí hay uno que sabe quien eres.

Para:

Utrillo.

Porque las amistades perduran y maduran de muchas formas y miles de veces.

“Los secretos mágicos de sus abuelos les fueron revelados por voces que vinieron por el camino del silencio y de la noche” 

(Pop Wuj)

   
   

Solamente esa cosa indistinta tenía la autorización para esconderse entre los recobecos del autobus. Esa cosa,  con su imagen de individuo de marmol, se dejaba plasmar de forma indirecta  como un centurion que vino despues de la muerte. Se limitaba a cepillar esos rasgos tan característicos que solo las cosas pueden tener y recoger de su figura. Esa cosa,  mitad desenmarañada mitad infidelidad. Su posición ligeramente inclinada sobre su lado izquierdo; arriba de su posición original.

El autobus, cargado con varias decenas de pasajeros avanzaba con la rapidez característica de las tortugas. En su  parte más céntrica,  cerca del acceso a una gran puerta, se encuentra solitario, quiza  meditabundo, este ser que entre sus  manos blancas y finas de terciopelo carga un centenar de cosas, -un folder amarillento, hojas o apuntes, libros- 

 El ser, amarillento de tanto resguardarse del sol, ve como los segundos pasan como si necesitaran construir una pared que necesita cimientos fuertes, casi golpendo en su poca armonía y presencia amargada. Sacó de su bolsa una pastilla hecha de tomillo  -con la que pretendía automedicarse- ya que su proceso digestivo se sentía abatido por el viaje –Hasta ese momento había permanecido sentado en actitud indistinta en el sillón del autobus-

Después de  minutos  de inspeccionar  su apuntes y a segundos  del fatídico accidente veía  las obras, mapas, retratos, ensayos que contenian su “archivo personal”. Su impresión analítica al revisar dichos manuscritos –se debe decir de  calidad inmejorable- y recapitular en todos y cada uno de aquellos informes recabados, los cuales reflejaban una cultura periodística impresionante; pertenecen al ámbito histriónico, con representaciones de escenas y aventuras vividas o  quiza ficticias.

Aquel sillón estrecho, casi rubicundo en el que este joven despedia un bizarro comportamiento, se dobla y es entonces cuando ¡Puaz! El accidentes. Por culpa de una señora regordeta que camina desmesurada hacia la salida del autobus, con esa rapidez de vacas al oler su comida. Una de sus nalgas empujó al joven desprevenido, éste suelta el  ramillete de sus cosas… cosas que caen ingravidas al suelo. Pasaron los segundos y ahora lo tenemos con una especie de palo con el cual pretende recuperar las cosas frescas que impregnaban lejanía y parecen pasar desapercibidas a quienes le rodean.

En su vida detestable y al momento de recuperar la cosa más importante            -efigie, retrato- el joven, hasta el momento indocumentado hace una distincion entre historia, mitología y egocentrismo.  Si lo que busca es la imagen en si -que parecia mas un embuste- o la virtud,  el vicio en un hombre o una expresión, a lo mejor  un horror, un sitio o una broma, una elocuencia o una batalla sangrienta, eso ningun pasajero del bus lo sabía hasta el momento. Su motivación para rescatar aquel retrato estaba construida con pesados muros de precición, piezas altas de concreta realidad. Este motivo, construido de acuerdo a la vida caprichosa y holgazana  que gastan los jovenes con sus características,  adecuada para alvergar dudas y cuestionamientos servian para derrochar una de sus locas ideas o al menos eso parecía.

Dada la fragilidad de los antiguos acontecimientos y de muchos otros factores de potencial riesgo, nuestro joven  sentia en su pecho una ancha  y extensa dedicación por recuperar aquel retrato tan cercarno-lejano. Para Él era necesario dedicar tanto esfuerzo a la presenvación de esos documentos. Él, - con su careta de Tigre de bronce en actitud de acecho-  desempeñaba una función raras veces aconsejada por sus padres y amigos, pues iba contra las costumbres predominantes de los jovenes como él. Sus ojos demostraban un corredor por donde suele correr mucho aire, pero poca luz y sol. Aprisionado por su pasado y presente contradictorio.

El viaje en autpbus ocupaba ya una buena parte de su vida.   A principios de año -quiza enero o febrero- salió de su casa dando de gritos ligeramente subidos de maldiciones, más por los estragos que le causaban las palabras amables de sus padres que por sus posibles descuidos los cuales se podrían adivinar si se lograra hacer una especie de estudio analítico de este personaje.  Muy en su interior pleneaba golpear el “hábito” – herencia española- y demostrar asi que sus ansiedades le eran imperiosas  y que  las normas principales -rigíentes en su familia- permanecian alejadas, como si reflejara un espíritu de constante reveldía.

Como primer paso, - ese  y muchos otros más  ya los había ensayado miles de veces- reunir toda información pertinente para que posteriormente llegara la divulgación de un documento de trabajo serio y objetivo. Su documento de trabajo, el  proyecto que hasta hace momentos volaba con libertad entre las sillas del bus, se encontraba en aquel retrato deteriorado hasta el punto de lo ilegible.

Al recuperar el retrato, prestó particular atención a las marcas mas propias del personaje observado y allí en ese momento preciso, recostado sobre el piso del autobus,  recordó aquellos Viajes-sueños – sueños que en algún momento y lugar habría realizado su astral-  incorporó así lo que tanto anhelaba. Aquelos anhelos que moraron en su mente durante gran parte de su infancia y que habían hecho calar su actual peregrinaje. -O podría ser el resultado tambien de su necedad al creer en una vida paralela, su yo antiguo-
 Nunca pasó por su mente una desfiguración de los hechos o de las acciones que debía tomar. Una empresa como estas necesitaría de todo su sentido inquisitivo. Obserbaba su fotografia y demás entrevistas. Meses antes se había echo a la idea de ampliar el espectro de la investigación, abarcando a la figura desde todos los puntos posibles –historico, geográfico, social, cultural, INDAGAR las marcas del alma humana del que hasta ese momento era solo un trozo de papel-. -¿Marcas del alma?  De acuerdo, pero que son esas marcas del alma humana que debe buscar,-¿Cómo se manifiestan? ¿Cómo tendrá noticias de ellas?-

En este presente en el que el folder amarillento y casi apolillado revoloteaba por el los recobecos del autobus  y que sería el resultado de investigaciones de las actividades de “El otro” del que tenía abundante material, contenía de todo: mapas, entrevistas, fotografías… de todo menos el nombre. Esos folletos también incluían el resultado de trabajos anteriores, la mayoria de los cuales fueron puestos en cuarentena por falta de credibilidad de los hechos.

El Joven,está conciente de cierta imposibilidad que pueda encontrar en una labor como esta. La conclusión infernal que el caso le muestra requiere cierta experiencia o condición, por ejemplo, en hechos que le son ajenos y eso lo convierte a Él y a su empresa en un posible desastre. Simplemente no encaja y si a eso se le suma un mundo hasta entonces encajonado lo convierte a Él en un guerrero del papel y nada más. La hojas, esas que un día  fueron blancas y que poco a poco volverán a su regazo,  fueron sugiriendole huellas de un personaje peculiar y misterioso. Observó que esos apuntes le indicaban que en todas esas ciudades que había visitado, pueblos y aldeas alejadas del tiempo las personas, habitantes anónimos,  demostraron en algún momento cierto afecto o  afición por los temas que como ya se dijo le eran indistintos. Para Él, el investigador, que quiere reconstruir un aspecto enraizado en las creencias de su mundo de un mundo catalogado hasta entonces como realista-magico, el mundo Maya.

Algunos vestigios arqueológicos, fuentes iconográficas, además de sus fuentes documentales esto era “Algo del otro mundo” se trata de una situación-tema-busqueda que se conoce muy bien y desde hace mucho tiempo. El tema investigado se conoce desde tiempo de la colonía,  se ha escuchado y vuelto a encontrar en la vida independiente y por si fuera poco este tipo de temas alcanzó un retorno sofisticado en los años revolucionarios. Eso era lo que Él andaba buscando, le entró al toro por los cuernos y ni corto ni perezoso valoró el trabajo que hasta entonces había realizado y se dijo a si mismo –Este es el momento en el que todo puede ocurrir;  el detalle está en ¿Cómo puedo sacarle provecho a esto como se llame? Una empresa sencilla, una hipotesis hasta cierto punto cursi-

Una parada más. Esta vez es Él quien debe bajar. El lugar: una aldea de esas donde la modernidad es vista como un presagio de tormenta.  No tuvo que dar más vueltas, la dirección que llevaba apuntada en la muñeca era la que aparecía frente a sus ojos. Lleva nuevamente las manos a sus bolsillos y esta vez extrae sin dificultad un diente de ajo el cual, según Él le regularía su hipertensión y su problema de circulación ya el viaje habia sido incomodo y extenuante.