Dentro de los salones no tenemos a un grupo de escritores ni a masters en el idioma, así que el empleo de métodos y técnicas son necesarias para que nuestros educandos avancen y mejoren. En mi repertorio de recursos utilizo algo que llamo "ensayo" (no por aquél subgénero literario sino porque se trata de "practicar, ensayar") que combino con el clásico dictado que se puede aplicar a niños, jóvenes y adultos.
Lo manejo así: cada lunes es día para escribir el ensayo, todos plasman sobre una hoja lo que tienen en mente según un listado de títulos que agrego en el pizarrón, dependiendo de la edad y del grado, y de los cuales ellos deben escoger uno; por ejemplo: mis juguetes, mis amistades, la familia, la calle embrujada, el cementerio, el noviazgo, acoso escolar, los vicios, etc. No importa qué escriban, si es una paráfrasis de algo que conocen o si es de su autoría, pues lo que busco es mejorar la forma en que redactan y entienden el idioma. Inicialmente tienen la libertad en cuando a la extensión de su trabajo que va desde una línea hasta dos páginas. Cuando ya dominan la técnica entonces les pido cierta cantidad de palabras que aumento cada semana.
De la corrección de sus trabajos extraigo un listado de 15 a 40 palabras (según el grado) para dictarles el día viernes. Les pido que intercambie cuadernos para que se califiquen y mientras escribo la forma correcta en la pizarra también relaciono la regla ortográfica que hace que aquélla palabra esté bien escrita. Esto obliga al estudiante que vea por triplicado cómo es la palabra. En ocasiones hago un dictado temático, es decir, que me baso en ciertas reglas de ortografía y busco palabras afines para ejemplificar mejor. Mi estrategia es que el estudiante se lleve el conocimiento y no lo guarde en las hojas del cuaderno o el libro.
Y de la lectura de sus ensayos escojo los que mejor estén redactados que luego reúno en un libro (editado e impreso por mí) al final del ciclo escolar que, luego de ser firmado por los autores, es donado a la biblioteca del establecimiento. Hecho que me sirve para motivar a sus escritores y para ejemplificar el año siguiente e inclusive a las nuevas generaciones, inclusive armo un concurso de cuentos interaulas cuyos trabajos, además ser premiados, se incluyen en el libro.
Los resultados han sido altamente satisfactorios.
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