Al crear un relato tomamos partido, seamos conscientes o no; asumimos y transmitimos determinadas creencias y posturas. Como se ha mencionado antes en este blog, debemos pensar para qué escribimos, para quién, y qué queremos decir. ¿Es el relato de una persona contra otras? Exponemos por qué esa persona es buena, o mala, por qué puede vencer o no, porqué sus antagonistas son buenos o malos. ¿Es el relato de una persona contra circunstancias desfavorables? Escribimos nuestro punto de vista, por qué es importante la búsqueda de ese protagonista, por qué vale la pena y tiene sentido. Para otras personas podrá ser diferente.
En cine y series se nota más que en literatura, tenemos por ejemplo las historias de "el bien siempre gana", o "la búsqueda de amor y felicidad siempre se ve recompensada". El héroe masculino siempre rescataba a la dama en apuros y al final todos felices. Si es diferente, va a géneros como "drama" que tiene más de "realista".
Necesitamos relatos porque no solo nos entretienen, sino que nos aportan sentido, confirman nuestras creencias, o las cuestionan, cuando estamos dispuestos a permitirlo. Si no son libros son series, películas, incluso canciones; variadas maneras de contar historias que, primero que nada, fueron escritas. Esas historias que junto con héroes y villanos tienen principios, premios, castigos, moralejas, mensajes entre líneas.
Formas parte del club de formadores de creencias, bienvenido. Tal vez digas que escribes solo un típico día, tal como es o como lo ves, nada mas "neutral". Supongamos que escribes sobre un cálido día de verano. ¿Quién cuenta lo que ve? Un habitante nativo, un turista, alguien que se pasa más de 8 horas de ese día trabajando? ¿Es un protagonista sano, enfermo, cuerdo, loco, joven, viejo? Tal vez ese tipo de días le parecen comunes, o tal vez son excepcionales, porque ha conocido días de guerra. Tal vez vive en una dictadura y el mensaje en los medios es que "esta todo bien y somos todos felices".
Bueno, supongamos que escribimos sobre el amor, pero...¿Qué es el amor? ¿Lo sabe un protagonista de 15 años igual que uno de 30 o uno de 45? ¿Lo sabe igual alguien con o sin hijos, alguien soltero, casado o divorciado? ¿No tendrá algo de verdad eso de que cada persona es un mundo?
Puede que escribas terror, ciencia ficción, relatos fantásticos, pero si te lo piensas mejor, siempre escribes desde lo que crees y sientes, desde la posición que tomas. El arte mismo implica una toma de posición. Ser consciente de eso también te servirá para seguir mejorando tu manera de escribir.
Comentarios
Publicar un comentario